sábado, 11 de febrero de 2012

El Carnaval y la Cultura Popular

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Todo ser humano realiza y se realiza en la cultura, pertenece a una cultura. No existe gente, ni sociedades incultas. Todo lo que el hombre produce en bienes materiales y espirituales para a formar parte de lo que en general comprendemos con este término de la cultura.   Ante la naturaleza el hombre crea una segunda naturaleza, en la cual se vive y se desenvuelve, ésta es la cultura.
Empero, la cultura no puede ser comprendida tan solo en abstracto como una entelequía lejana, si no reviste y asume lo que es, un producto y un medio del proceso real, concreto, histórico que tiene cada pueblo. La cultura debe ser entendida en la realidad, en los procesos sociales, en sus transformaciones, y a veces en sus regresiones pasajeras.

Lo que el  hombre es y hace, lo que las sociedades son en definitiva cada día más, son cultura. Solamente una visión de superioridad  de dominación puede decir que hay hombres y sociedades incultos. Todo depende se diría, del lente con el que se mire. Lo que pasa es que no hay tan de pronto y unilateralmente, la cultura universal.  Coexisten lo universal y lo particular. Hay pues los  elementos de una cultura universal así como se mueven los elementos de las particularidades culturales.
En otras palabras, queremos hablar   de la vigencia de culturas que se interrelacionan, entran en conflictos, en  simbiosis, sufren transformaciones, sincretismos. En sociedades  en las que unos  buscan la dominación de otros, se dan procesos donde la cultura de los dominantes quiere ser implantada sobre la cultura de los grupos dominados.
Son sociedades antagónicas, donde los grupos sociales conducen y generan elementos y expresiones culturales y antagónicas, conformando una cultura dominante y una dominada.
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En este contexto el carnaval ha recogido las expresiones muy amplias de los estados sociales populares. Sus raíces son del pueblo bolivarense. De ahí, que germinalmente lance sus proyecciones democráticas. En la fiesta no hay distinciones, todos participan sin ninguna excepción.
Es muy decidora  la hospitalidad a los forasteros en los carnavales bolivarenses. Ni si quiera  hay asomo del mercantilismo, sino la expresión  cultural de la fraternidad humana, como elemento de auténtica democracia.
El reencuentro de los bolivarenses, el retorno aunque sea fugaz de miles de coterráneos a su tierra, manifiesta el sentido  contestatario cultural de un pueblo que se vio obligado a despenderse de muchos de sus hijos, por las situaciones que han posibilitado una tan alta migración.

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